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Exhacienda de Aguagordita

En los últimos años del siglo XXI, la Hacienda de Agostadero hoy Villa García, Zacatecas, era propiedad del Conde del Jaral de Berrio. El Señor Don Juan Nepomuceno Moncada y Berrio, pensó fraccionar la Hacienda de Agostadero poniendo la cabecera de la otra hacienda en la ranchería de Aguagordita, teniendo la intención de mandar construir una soberbia finca en ese lugar, comentándolo así a sus hijos, sólo que la vida no le alcanzó para cristalizar sus anhelos, pues antes de realizar su proyecto falleció.

En su testamento heredó a su hija María Concepción Moncada y Hurtado de Mendoza, las haciendas de Santa Rosa, más la de San Andrés del Cubo y la de Agostadero, a la "Niña Conchita" como así le llamaban todos de cariño. Cuando tomó posesión de su herencia, de las tres haciendas que le heredó su padre, le gustó más la de Agostadero para vivir en ella. Pasado un tiempo de que tomó posesión de su herencia, ella quiso realizar los deseos de su padre y ordenó que se construyera una elegante casa solariega en la ranchería de Aguagordita, no con la finalidad de seccionar la hacienda como eran las pretensiones de su padre.

La construcción de lo que hoy se conoce como la casa grande de Aguagordita comenzó en la última década del siglo XIX y terminó a principios del siglo XX. Ella quería poner ahí un convento de religiosas, pero por ese tiempo ya empezaban las inconformidades contra los dueños de las haciendas y con el gobierno de Porfirio Díaz. Por su seguridad personal, la Niña Conchita decidió irse a radicar a la ciudad de México, donde ingresó a una orden de religiosas, posteriormente ella fundó su propia orden religiosa en Coyoacán y tiempo después, un día 4 de noviembre de 1904 falleció a la edad de 53 años.

Después de su fallecimiento, sus primos Luis Moncada y Juan Gordo se hicieron cargo de la hacienda de Agostadero, pero nunca le dieron ninguna importancia a la casa de Aguagordita, de tal manera que ni le hicieron caso ni le pusieron ninguna atención, y la casa prácticamente quedó abandonada, sólo un señor de nombre Félix de los Santos, que no se sabe si se la encargaron o él por su cuenta se metió en la casa, lo cierto es que él por un buen tiempo la estuvo habitando. Puso en ella una fragua y una carpintería, hasta que el gobierno municipal la expropió y tiempo después el señor Francisco Rodríguez se la compró al gobierno municipal. Cuando falleció la heredó su esposa, doña Josefina Ortiz y ella la vendió a cambio de una casa en el centro de la población de Villa García, más la cantidad de $5,000.00 (cinco mil pesos) en efectivo, se la vendió al señor Eleuterio Vázquez Villalpando, en el año de 1940. Mientras fue propiedad del señor Eleuterio Vázquez, sirvió como capilla y también como escuela primaria.

En el año de 1969, el señor Cura Eufemio Díaz Romo se la compró al señor Eleuterio, en la cantidad de $30,000.00 (treinta mil pesos) con el propósito de poner en ella un colegio de religiosas. Por razones que se desconocen no se realizó el proyecto y un año después el señor Cura a través del señor Luis Macías Guerrero, se la vendió al señor J. Merced Tristán, radicado en la ciudad de Aguascalientes, Ags. en la cantidad de $35,000.00 (treinta y cinco mil pesos). Tiempo después, por el año 1973, el señor Merced la vendió a la señora María Guadalupe viudad de Medina, quien tenía dos hijos adoptivos, Antonio Medina y Jaime Vera Muñoz, quienes al fallecimiento de la señora María Guadalupe la heredaron ellos.